El Tajo Internacional y su entorno (28-29 de mayo 2016)
El
Tajo Internacional ha sido el destino elegido este año para hacer nuestro
tradicional viaje de primavera a Extremadura. Allí donde el perfil de la provincia
de Cáceres alarga su extremo oeste para seguir aferrada al río Tajo hasta donde el embalse de Cedillo,
el último de los que retienen sus aguas, ha creado un alargado lago con
numerosas ramificaciones entre laderas escarpadas cubiertas de vegetación.
Embarcando en el embarcadero de Cedillo |
Llegamos
al embarcadero de Cedillo y embarcamos al barco turístico que navega por las
aguas del embalse. Lo primero que nos sorprendió fue el aspecto del capitán del
barco, más propio del prototipo de un navegante de alta mar que de río. Nos
explicó las normas de la singladura, tanto en lo relativo a nuestra seguridad
como a no contaminar ni molestar a la fauna silvestre. La navegación comenzó
por el cauce del Tajo, pero pronto giró a la izquierda para adentrarse en uno
de sus afluentes, el Ponsul; solo cambió la anchura de las aguas, pero las
sucesivas curvas del río siguieron limitadas por fuertes pendientes de bosque
mediterráneo. Los pasajeros, inicialmente instalados en la amplia cabina
acristalada y con techo, pudimos movernos por turnos en la terraza superior y
en los breves espacios de proa y popa. Algunos de nosotros tuvimos la suerte de
contemplar, por un breve instante, el vuelo de una huidiza cigüeña negra a poca
altura sobre la orilla de babor. Tras pasar aproximadamente una hora respirando
aire puro con aromas de primavera llegamos al embarcadero de Lentiscais, en
territorio portugués. Allí nos esperaba un autobús para trasladarnos hasta la
cercana ciudad de Castelo Branco.
Beturios en la terraza superior y barco atracado en el embarcadero de Lentiscais, junto al puente |
Murales con imágenes marineras en el restaurante A messe do marinheiro |
Nos llamó la atención un crucero bellamente esculpido, instalado en un lugar diferente del emplazamiento donde estuvo originalmente, que parece indicar que por allí pasaba una de las ramificaciones del camino portugués a Santiago. Es de principios del siglo XVI y en la columna, de una pieza de granito,
están talladas varias hélices superpuestas para imitar las sogas de los marineros tan en boga en aquella época de los descubrimientos. Está rodeado de un pequeño foso octogonal que permite sentarse en sus bordes alrededor del crucero.
Zona central del jardín del palacio episcopal |
Tras
un paseo por la zona más antigua y empinada de la ciudad, regresamos al
embarcadero de Lentiscais y, ahí, tomamos el barco para regresar al embarcadero
de Cedillo, repitiendo las impresiones del viaje por el Parque Natural del Tajo
Internacional. Terminamos la jornada en un hotel situado en Valencia de
Alcántara, donde nos alojamos.
El
domingo 29 comenzó con un paseo por Valencia de Alcántara. A pesar de la
brevedad, pues nuestro viaje tenía un objetivo más importante esa mañana,
pudimos ver la fachada de la iglesia de
Rocamador y pasear por el barrio gótico-judío. Nos detuvimos ante las numerosas
puertas ojivales enmarcadas por piezas de cantería, los voladizos de piedra
que, de dos en dos, sobresalen de la base de las ventanas de la planta alta y
cuya misión original pudo ser sostener lámparas de aceite que colgaban de
ellos, y los escudos nobiliarios de los linajes que poblaron esas casas. No
pudimos desplazarnos hasta los numerosos dólmenes que jalonan su término, pero
sí pasamos junto a los restos del acueducto romano situados en la calle de Los
Arcos a la que ha dado nombre la arquería del acueducto.
Y
fuimos a la cercana población de San Vicente de Alcántara aprovechando que este
domingo 29 de mayo de 2016 se conmemoraba la festividad del Corpus Christi, la cual se celebra de forma especial en esa población. San
Vicente de Alcántara es conocida por ser la sede de varias decenas de fábricas
de productos elaborados a partir del corcho.
Típicos voladizos de piedra junto a las ventanas del barrio gótico |
Una de las fachadas típicas del barrio gótico-judío de Valencia de Alcántara |
La
visita comenzó por el museo del corcho, donde a través de paneles y de las
explicaciones de la guía del museo se nos informó de diversos aspectos
relativos a la producción y calidad del corcho y la elaboración de diversos
utensilios de ese material, entre los que destaca el tapón de las botellas de
vino. Llamó la atención el dato de que la primera vez que se descorteza un
alcornoque joven es cuando este tiene ya más de 50 años de edad; ese primer
descortezado produce un corcho de mala calidad; el segundo descortezado 8 o 9
años más tarde también tiene poca calidad y hay que esperar hasta el tercer
descortezado, cuando el árbol ya ha alcanzado unos 80 años de edad, para tener
corcho con el que poder fabricar los tapones de los mejores vinos.
Pero
el motivo principal de la visita era contemplar las calles adornadas con
mosaicos de colores por donde pasa la procesión del Corpus Christi. Esta fiesta
da lugar a un arte efímero en el que colaboran muchos vecinos. El trabajo empezó
varios meses antes, cuando se deciden los diseños de los motivos que se
reproducirán en las alfombras de colores. El serrín de corcho utilizado en los
mosaicos no admite los tintes, por lo que con ese material se elaboran la parte
de los dibujos que son de color marrón con los diversos tonos que el corcho
presenta de forma natural. Para completar los demás colores se utiliza serrín y
virutas de madera, las cuales sí se tiñen. La elaboración de los mosaicos
comienza en la madrugada del sábado al domingo, de modo que varias horas antes
de la salida de la procesión las largas cuatro calles que constituyen el
recorrido hayan sido engalanadas para disfrute de los sanvicenteños y
visitantes. El recorrido de la procesión, con salida y regreso en la iglesia
parroquial de San Vicente Mártir, queda convertido por unas horas en un museo
de dibujos de colores, geométricos unos y con figuras alegóricas a la
festividad del Corpus otros. De trecho en trecho se coloca una mesa con un
altar, lo cual sirve de punto de interrupción de una sucesión de mosaicos de
determinado estilo y comienzo de otro estilo.
La procesión se va deteniendo junto a cada uno de esos altares, donde además de rezar alguna oración dirigida por el sacerdote, los vecinos de los balcones próximos y los niños vestidos de primera comunión arrojan pétalos de flores que añaden un colorido adicional a los mosaicos un momento antes de ser pisados por los portadores de la custodia.
La procesión se va deteniendo junto a cada uno de esos altares, donde además de rezar alguna oración dirigida por el sacerdote, los vecinos de los balcones próximos y los niños vestidos de primera comunión arrojan pétalos de flores que añaden un colorido adicional a los mosaicos un momento antes de ser pisados por los portadores de la custodia.
En
la comida que tuvimos a continuación en las instalaciones de la piscina de San
Vicente nos acompañó la cantaora Mari Carmen Torrado, quien se desplazó desde
Badajoz para estar con nosotros. En la sobremesa nos obsequió con algunas de
sus interpretaciones, acompañada a la guitarra, cuando era fácil hacerlo sin
ensayos previos, por Theo Acedo. El mismo Theo y otros de los compañeros
beturios que hicimos este viaje se animaron a cantar y a recitar hasta que la
prudencia nos aconsejó emprender el viaje de regreso a Madrid.